La confianza se gana dando el primer paso. Y detrás de ese primer paso siempre hay una historia de valor, de tener el coraje de vencer el desafío más grande, creer que podemos. Es mirarnos al espejo y reconocer nuestras imperfecciones, pero confiando, que a pesar de todo esto, no podemos parar. Experimentamos, a veces con éxito y otras no, pero nos levantamos, aprendemos y, por sobre todo, seguimos. En estos más de 40 años aprendimos que la única manera de ser verdaderamente dignos de confianza es atreviéndonos a dar el primer paso. El primer paso, al emprender en un ambiente desafiante al empresariado. El primer paso al buscar la mejor tecnología del mundo para traerla a un país donde los demás piensan que no vale la pena. El primer paso en construir empresas ordenadas, transparentes y cumplidas en una sociedad donde los otros piensan que solo el “vivo” sobrevive y que las leyes están hechas para acomodarlas. El primer paso en llevar la higiene, innocuidad y seguridad a estándares sin precedentes, enseñando a sus trabajadores el valor de los detalles, aunque otros no puedan verlos. El primer paso al creer en nuestra tierra, logrando niveles de productividad que los “expertos” aseguraban imposibles. El primer paso en decirle a su personal, “voy a invertir en vos, porque vos sos capaz”. El primer paso en innovar, transformarse cada día para que los bolivianos podamos creer que aquí si es
posible. El primer paso en hacer las cosas bien. En Sofía se confía, pero no por sus procesos, sus productos y sus certificaciones, aunque también sean dignas de orgullo. En Sofía se confía, es cierto, pero es porque Sofía confió en nosotros primero, dando el primer paso. Los que van por delante siempre dan el primer paso, pero que nunca están solos.