¿Cómo elegir un buen vino? Pistas para no fallar jamás
Blanco, tinto o rosado
Esa es la primera pregunta que uno tiene que formularse antes de comprar una botella: qué quiero beber, sino será imposible avanzar en cómo elegir un buen vino. En el fondo la pregunta es si se quiere una bebida refrescante, como un blanco, una envolvente y amplia, como un tinto, o un punto medio. Desde ya que cada uno va con distintas situaciones de consumo, unos van fríos (rosado y blancos) y otros se sirven a una temperatura de 16-18 grados. En invierno, salvo algunos blancos mantecosos –Chardonnay con crianza en barrica, por ejemplo– se imponen los tintos.
La variedad importa
Es una guía a grandes rasgos que marca bastante bien el terreno. Para un tinto ligero, expresivo y de sabores sutiles, un Pinot Noir es la respuesta; un tinto con cuerpo, paso amplio y cierta textura, Cabernet Sauvignon puede andar bien. En el medio, el Malbec juega a dos bandas. Algunos están más cerca del primer tipo (son los menos) y una mayoría están en el segundo. Pero para saberlo con precisión conviene apuntar a otros dos datos: el estilo y el origen.
El estilo que te gusta
Cómo elegir un buen vino. Hay tintos que son gordos, maduros y recuerdan a mermeladas, además de ofrecer madera, y otros que son ligeros, frescos y de expresión frutada. Todos ellos pueden estar bajo la etiqueta de un Malbec o un Cabernet Sauvignon, por ejemplo. Ahí es cuando la variedad no es importante, sino el estilo. En general, los primeros vienen en botellas tipo burdeos (la de los hombros anchos) y los segundos vienen en las tipo borgoña (que no tienen hombros).
No es una regla exacta, pero se cumple la mayoría de las veces. Claro que si uno es un conocedor, la botella es el dato menos relevante. El estilo del productor es lo importante, pero para eso hay que beber asiduamente sus vinos.
La crianza
Otro índice de estilo es la crianza. En general los vinos del año, jóvenes y varietales, están en el grupo de los joviales y expresivos, mientras que los tintos con crianza en barrica van por los más opulentos y de cuerpo. Eso lo indica de forma relativamente precisa la etiqueta: si dice Reserva o Gran Reserva, estará entre los segundos, ya que por ley debieron al menos pasar entre 12 y 18 meses en la bodega. Si la etiqueta no indica nada, la cosecha y el alcohol son datos.
La cosecha
El año que figura en la etiqueta es un dato importante para entender cómo elegir un buen vino. Cuando más cerca estamos de la fecha, más joven es el vino y más expresión frutada ofrece. Así, los tintos 2021 que empiezan a llegar ahora al mercado son pura fruta y jovialidad, mientras que los 2018 o anteriores están más apagados aún cuando ofrecen más complejidad. En la mayoría de los blancos, es ideal la juventud, mientras que en los tintos, entre uno y cuatro años se considera joven, atado al estilo, desde ya: si hay crianza, el rango puede desplazarse hasta unos ocho años.
El grado etílico
Es un gran dato cuando es atípico. En nuestro mercado, vinos de 14 o más grados de alcohol –se expresa en porcentaje, 14,5%, por ejemplo– son la inmensa mayoría y ahí poco nos dice. Pero si hablamos de tintos o blancos de 12,5% ya sabemos que serán ligeros y de poco cuerpo.